miércoles, 12 de octubre de 2011

Las musas

Mantengo desde hace tiempo una discusión con mi hija. En realidad mantengo varias pero ésta a la que me refiero tiene que ver con su deseo de ser escritora.
Tenemos opiniones diferentes, contrarias, respecto a qué es la inspiración y cómo nos llega. 


Para mi la inspiración es producto del trabajo y la constancia, de escribir y volver a escribir, de depurar, limar y corregir los textos que uno produce. 
Alguien - es un autor famoso, pero no recuerdo quién- dijo que procuraba que la inspiración le pillara trabajando y yo coincido con su afirmación porque las buenas ideas pueden surgir en cualquier momento, pero plasmarlas y que se conviertan en un texto es producto de la elaboración y el trabajo.


Sin embargo para María la inspiración es ese soplo que llega en un momento y que te obliga a ponerte a escribir estés donde estés, produciendo en un instante algo cercano  a una obra maestra. Hasta que no llega hay que estar tranquilos, relajados y no hay que esforzarse por crear algo que puedes realizar mucho más fácilmente cuando nos invade  la bendita inspiración.


Si le muestro la  convocatoria de un concurso de poesía, relatos, novela o similares me mira un poco irritada y me dice:
 - Tere, ya sabes que yo así no puedo escribir, tengo que esperar a estar inspirada. 
En ese momento imagino a una dama ligeramente entrada en carnes,  vestida con unos tules semitransparentes y con un arpa en la mano que se llega hasta la habitación de mi hija para colocársela encima de la cabeza y soplarle al oído esas maravillosas frases que luego escribirá.  


Reconozco que he estado un "pelín" irónica al explicar su posición en este debate, debe ser la envidia porque escribe mucho mejor de lo que yo lo he hecho nunca.


Nota aclaratoria.-
 Este texto es producto de mi teoría, sólo se puede escribir cuando nos ponemos a hacerlo. En este caso la musa ha sido Nuria que con su comentario, que no había leído hasta ahora, me ha animado a redactar este escrito.