viernes, 27 de diciembre de 2013

TICKETING

Cuando yo empecé en esto de las redes sociales hace ya unos años, pasé un tiempo preocupada  porque no comprendía muchos de los términos que utilizaban los que yo consideraba "expertos". Muchas veces me sentía literalmente una analfabeta cuando me encontraba con textos enteros de los que apenas comprendía una pequeña parte. Poco a poco con ayuda de otros usuarios que amablemente me aclaraban términos y conceptos y con el apoyo incondicional de google, que siempre es muy socorrido, me he ido apañando en este mundillo.
No es que sepa mucho más que antes, la diferencia es que ahora no estoy acomplejada y muchas de las palabras, mejor dicho "palabros" que utilizan algunos internautas me producen más risa que desconcierto. Espero que algún monologuista aborde este tema cuanto antes porque tendrá un verdadero filón que además engorda diariamente porque siempre hay alguien más a la última que nos asombra con una nueva palabra que hasta el segundo anterior decíamos normalmente en nuestro idioma.  

Aunque todos los temas son subsidiarios de poder caer en esta tendencia, hay dos áreas especialmente propicias, por un lado la tecnología y por otro la moda. En el campo de la tecnología hemos visto tontadas como "gadgets", pero la última que he recogido roza lo surrealista. 

Ticketing es una palabra inglesa que podríamos traducir por "resolución de incidencias".  Se utiliza sobre todo en los paquetes de programas informáticos para decir que cuentan con un servicio de resolución de problemas. Podemos pensar que con decir "resolución de incidencias" habría bastado, pero queda infinitamente más profesional y seguramente es un servicio mucho más eficaz si utilizamos la palabra inglesa. Pues no contentos con este uso ahora han empezado a emplear la palabreja en lugar de "venta de entradas". Si, ya sabéis, ese servicio tan cómodo  que te permite sacar las entradas para un espectáculo desde tu casa y cobrarte un recargo escandaloso, este servicio que hasta ahora llamábamos simplemente venta de entradas o si eramos muy modernos "telentrada".  Como veis se ha producido lo más temido, dos expertos han tenido la idea genial de utilizar la misma palabra inglesa para nombrar algo que ya tenía nombre en español habrá que ver quién triunfa en este peculiar duelo.       

En el mundo de la moda la diversión está asegurada, ya no hay estampados sino "print" y no usas conjuntos sino "outfit" que tendrán que ver con tu "look" y no con tu estilo que es lo que teníamos antes. Las prendas y accesorios también han cambiado de nombre, tenemos "slippers" para llamar a las zapatillas de toda la vida,  quién nos iba a decir que las gitanas de mediana edad estarían "in" este año, "clutch" para llamar al bolso de mano y "must" o "must have" para indicar lo que se lleva en la temporada. 

Todo cambia y mejora, antes uno iba de compras con una amiga y como mucho la invitabas a un café al terminar para compensarla de la paliza de alcanzarte las prendas cuando entrabas al probador y por el esfuerzo de responder al ¿cómo me queda? . Ahora no sales de compras, llamas a la "personal shopper"  que te lleva las prendas a casa y te dice lo que debes ponerte en cada momento del día. Es más caro pero nos deja tiempo para aprender y descifrar la nueva terminología que hay que utilizar si quieres ser un conocedor  del mundo digital.
   

    

viernes, 2 de agosto de 2013

RESPONSABILIDAD

La  semana pasada se produjo una de esas desgracias que nos dejan atónitos, que se llevan un montón de vidas por delante y que suscitan ríos y ríos de noticias reiteradas, de comentarios, de opiniones, críticas, confirmaciones y desmentidos.
Me estoy refiriendo, como ya supondréis,  al accidente de tren ocurrido en Santiago de Compostela  que ocasionó 79 muertos y casi un centenar de heridos algunos de ellos muy graves. No voy a añadir ni una palabra más a todo lo dicho estos días, a lo que aún se sigue diciendo, a lo que todavía dará de si la noticia en los medios de comunicación... voy a  hablar de responsabilidad.

Un accidente es producto de un montón de circunstancias que se conjugan en un instante para ocasionar la catástrofe, pero no son producto del destino ni de la adversidad, ocurren por que la responsabilidad que debería haber sido ejercida por unos y otros se convirtió en rutina, desidia o en algo peor.

El problema es identificar y aceptar la responsabilidad de cada uno para conocer la verdad de lo ocurrido, las causas reales y poder corregirlas en un futuro. Identificar los errores es el único medio de no repetirlos aunque para ello haya que aceptar nuestra parte de culpa y asumirla con las consecuencias que eso pueda tener, sociales, económicas, políticas, penales y por supuesto personales.  
Sin embargo lo habitual es intentar buscar un culpable que cargue con lo sucedido y dar carpetazo al asunto. Como normalmente no hay una sola causa, asistimos abochornados al cruce de culpas que los distintos protagonistas del suceso se lanzan unos a otros sin que haya el menor atisbo de buscar las razones reales de lo ocurrido. 
Nadie es el absoluto culpable pero tampoco nadie da un paso al frente para admitir que tuvo su parte de culpa, cada uno interpreta la realidad del modo que más le conviene y depende de a quién escuches, la culpa será de la administración, de la empresa o del profesional correspondiente. 

Todo esto aderezado con el espectáculo de los medios de comunicación que harán de voceros de unos u otros según sus inclinaciones y que, al mismo tiempo publicarán rumores, opiniones y noticias cada cinco minutos sin preocuparse de si lo publicado es auténtico o de si habrá que desmentirlo en la siguiente comunicación. También ellos tienen su responsabilidad porque su información  actúa en muchas ocasiones de juicio paralelo sobre lo sucedido, antes incluso de que pueda actuar la justicia. 

Falta hablar de nuestra responsabilidad, la que tenemos como ciudadanos que opinamos, emitimos juicios de valor e incluso insultamos aprovechándonos de la impunidad de las redes sociales. 

Todo es legítimo en aras de la libertad individual, sin embargo nuestros actos no son inocentes porque siempre llevan aparejadas consecuencias para los que nos rodean. Ser conscientes de esta realidad nos obliga a ejercer la responsabilidad de ser libres.    
        
          

domingo, 21 de julio de 2013

EL LENGUAJE CORRECTO

Llevo un tiempo preocupada por el lenguaje y además con varios frentes abiertos.  En esta entrada me voy a referir al lenguaje correcto, a esa nueva corriente que fiscaliza cada palabra que decimos para ver si se ajusta a todas las normas que hay que respetar, género, igualdad, cultura, etc, etc, etc. El caso es que cada vez es más difícil acertar con las palabras, en realidad cada vez es mas difícil decir lo que uno quiere decir sin ofender o molestar a los que nos rodean.

Los buscadores de palabras incorrectamente usadas  no entienden que las palabras son ofensivas cuando intentan ofender y  discriminan cuando la intención es discriminar. La intencionalidad es una parte muy importante de la comunicación y el sentido cambia porque cambia la intención del que emite el mensaje. El problema es que como la comunicación funciona en las dos direcciones también la intención del que recibe el mensaje puede modificar el sentido de mismo. Los que utilizan las redes sociales lo saben muy bien y utilizan constantemente "emoticones"y muletillas  para hacer visible su intencionalidad a la persona que recibe el mensaje. Cuando me inicié en este mundo virtual me parecían ridículos tanto dibujito, tantos jejejes y jajajas continuos en cada mensaje. Pero después de algunos percances en los que comprobé que la ironía es poco entendida en las redes y que lo que uno escribe la mayoría de las veces se entiende de forma literal, yo también he empezado a colocar caritas sonrientes y gestos de complicidad cada cuatro palabras.
     
Es verdad que hay términos claramente ofensivos y que debemos desterrar pero hay muchos otros que no lo son, simplemente están anticuados o el hablante no puede sustituirlo por otro que exprese mejor lo que quiere decir.
Hace unas semanas vi como un presentador muy conocido se disculpaba por haber dicho "sufrir cáncer" , un poco más tarde se disculpa por decir "padecer cáncer", la razón es que el paciente no sufre, ni padece, sino que tiene cáncer. Tampoco se puede decir "luchar contra el cáncer" porque no hay que dotar de un sentido épico a la enfermedad y en ningún caso utilizar la palabra cáncer en contextos no sanitarios. Se acabó el decir "es un cáncer para la sociedad" , ""se está extendiendo como un cáncer" o similares.
Este mismo ejemplo se puede extender a ciego, sordo, autista, invalido..., y si usamos estos términos en un sentido metafórico siempre aparecerá alguien que se habrá sentido ofendido por la utilización espuria de estas palabras.
Si algún autor o personaje conocido se distrae y consciente o inconscientemente utiliza alguna de las palabras o expresiones prohibidas, le caerá la mundial y serán centenares los internautas que le afeen su conducta, de forma más o menos cortes o insultante, dependiendo del talante, aunque en el mundo virtual predominan los que insultan sin mirar a quien. La escritora Lucia Etxebarria tuvo la osadía de referirse a la finalista del último premio Planeta con la expresión Mara "no se qué" como hubiéramos dicho y decimos cualquiera de nosotros cuando desconocemos el nombre completo de alguien o de algo. Pues bien a la autora, la llamaron de todo menos bonita y la acusaron de envidiosa, resentida y todo tipo de lindezas. Eso si a ninguno de los "insultadores" se le preguntó si conocía, antes de consultar internet, el apellido de la finalista que por cierto era Torres.

Se que poco se puede hacer por cambiar este estado de cosas. Quizás una llamada a utilizar el sentido común, a no ver fantasmas donde no los hay,  a considerar las palabras dentro de su contexto y a dejar que el lenguaje viva en los hablantes porque los significados cambiarán cuando cambien los usos sociales no por decreto y mucho menos por imposición.    
          
    



               

domingo, 19 de mayo de 2013

LOS NUEVOS INQUISIDORES

No se que nos está pasando, pero está surgiendo una nueva clase de ciudadanos que se erigen en defensores de las esencias indignadas. No me atrevo a decir de las esencias de izquierda por temor a ser acusada de colaboradora y pactista con los políticos, ese grupo de corruptos y malechores origen de todos los males de este país.

Para ser aceptada en el grupo de los puros de corazón, hay que ser ciudadana sin tacha, es decir no militar en ningún partido político. Puede ser disculpable pertenecer a IU, creo que incluso es perdonable confraternizar con UPYD, pero no es admisible simpatizar con el PSOE y mucho menos confesar haberlos votado. Tampoco es bueno simpatizar con los sindicatos, culpables de los males restantes, no importa  cuantas huelgas hayas hecho ni que te hayas arriesgado en manifestaciones y comités de tiempos pasados, tener un carnet de un sindicato te señalará como corrupto y simpatizante de los malos.
Confesarse defensor de la democracia es síntoma de conservadurismo y no eres nadie si no rodeas el congreso e insultas a sus diputados. No importa la de veces que hayas votado, hay que gritar fuerte que no nos representan y que el sistema está corrupto y hay que acabar con él cuanto antes.
El problema lo tenemos las personas que queremos seguir opinando y pensando por nosotros mismos, que creemos en la política y que pensamos que sólo haciendo política podemos organizarnos socialmente.

Paso mucha vergüenza cuando en las manifestaciones multitudinarias comparto calle y a veces pancarta con jóvenes que gritan e insultan a los  sindicalistas teniendo al lado a hombres y mujeres  curtidos en huelgas y muchas horas de trabajo, con banderas de CCOO  o UGT apoyadas en el hombro. Jóvenes que  lanzan consignas igualando democracia con  dictadura y nazismo como si pudieran imaginarse siquiera de lo que están hablando. La verdad a uno le entran ganas de darles una colleja y tirarles el IPOD a la papelera más cercana, pero no puede hacerse que esta es la juventud que nos hemos esforzado en crear, ignorantes y deslenguados y claro así son y se muestran.
 
Un poco más allá están los que protestan por la estafa de las preferentes y no puedo dejar de pensar que sólo están ahí por su dinero y que lo demás les importa más bien poco. Creo que si consiguen recuperar su dinero, espero que lo logren,  no les volveremos a ver más en la calle, el resto de nuestras reclamaciones creo que se la trae floja.

Si sigues avanzando verás las mareas, blanca la de sanidad, verde la de educación, negra la de la justicia,... y junto a la defensa legítima de derechos y prestaciones para los ciudadanos, ves aflorar el corporativismo que vicia muchas de nuestras reclamaciones porque también se defienden privilegios y prebendas que deben desaparecer si queremos justicia y eficiencia.

Ha habido manifestaciones en las que estos defensores de las esencias, han expulsado a políticos que querían mezclarse con el pueblo llano y aprovechar las sanas manifestaciones para potenciar su imagen mediática. Pero no, para eso estaban los inquisidores, para detectarlos, denunciarlos e impedirles que se aprovechen de la santa indignación para ganar votos.

Hay que ser masa, masa enfurecida, no señalarse para que no te descubran los vigilantes, los nuevos inquisidores que examinan tu trayectoria y descubren tus miserias de demócrata convencido.  


    

  

   

lunes, 18 de marzo de 2013

IMÁGENES

Hace 20 años las familias que teníamos un hijo enfermo de cáncer defendíamos su imagen a capa y espada. Nos sentíamos molestos con el uso que los medios de comunicación hacían a veces de nuestro niños con imágenes que se recreaban en lo más morboso de la enfermedad y que nosotros queríamos desterrar para ofrecer una imagen más luminosa y esperanzadora. Más de una vez protestamos por esas fotos que, además de ser dolorosas para nosotros, ofrecían una imagen distorsionada y tópica que en vez de mostrar la realidad del cáncer infantil con sus luces y sombras, movían a la conmiseración y la pena. No queríamos pena, queríamos acciones que se tradujeran en una mejor calidad en la atención a nuestros niños y adolescentes. 

Han pasado los años y la imagen de los menores se protege en todos los ámbitos, es necesario solicitar permiso no sólo de los padres y tutores sino también de la fiscalía del menor y de las instituciones donde se encuentran, ya sean  hospitales, organizaciones o colegios. Pero parece que esto no cuenta en el caso de los niños y adolescentes enfermos de cáncer  y aunque también sucede con niños de otras patologías, en el caso del cáncer  no hay día que no encontremos en las redes sociales, facebook y youtube especialmente, grabaciones, fotos  y reportajes gráficos de lo mas variopinto en los que, por supuesto, siempre se ofrece la imagen tópica y típica del niño enfermo de cáncer. 

Podríamos pensar que esto se traduce en un mayor conocimiento de la enfermedad y sus problemas, pero no lo parece  porque al igual que las imágenes suelen ir acompañadas de textos en los que se alaba la valentía y el esfuerzo de estos, cito textualmente, "pequeños héroes" , las respuestas suelen ser de mensajes expresando la pena por la enfermedad y la admiración por el heroísmo de estos luchadores. Se trata más de despertar lo emocional y no tanto de concienciar o denunciar los verdaderos problemas del colectivo.   

El origen de las imágenes suelen ser organizaciones que trabajan con estos pacientes y que utilizan este recurso para mover a la solidaridad y conseguir fondos. Por supuesto también promueven  la sensibilización aunque a mi entender no sea el método más adecuado. En otras ocasiones se trata de verdaderos fraudes que sólo buscan recaudar fondos, hace sólo unos días facebook ha denunciado este uso de la red y ha declarado que no es cierto que done dinero por cada click ni por cada "me gusta" que hagan los usuarios.

Lo que me desconcierta más es cuando esas imágenes tienen por origen a la propia familia que muestra, sin el menor rubor, a sus hijos y cuenta hasta los detalles más íntimos de su vida cotidiana, relatando en primera persona el transcurrir de sus días y sus andanzas. No llego a comprender la razón de este exhibicionismo. Tuve una hija enferma, estuve y estoy orgullosa de ella pero en ningún momento la habría expuesto salvo a las personas de mi entorno que la conocían y amaban tanto como yo.   
  
No se que pensarán esos niños cuando crezcan y vean su infancia  mostrada con todo tipo de detalles, qué opinarán de que sus emociones, sentimientos, juegos y sonrisas sean el objeto de conversación y comentarios de centenares de personas. Espero que disculpen esa necesidad que a veces tenemos los padres de liberar nuestro sufrimiento mostrándolo,  incuso utilizando  lo que nos es más preciado,  nuestros hijos.      

         

domingo, 10 de marzo de 2013

SOY RARA

Llevaba un tiempo preocupada por algunas reacciones que suscitan mis opiniones y comportamientos. Hago un comentario y observo unas sonrisitas a mi alrededor cuando, a mi parecer, lo que he dicho es algo cargado de sentido común.  Se habla de algún tema en grupo y todos me miran como diciendo ¿ con qué nos saldrá hoy?

Pues bien ya estoy más tranquila porque he llegado a la conclusión de que soy rara y esa es la razón del extrañamiento ajeno.

En mi casa cocina mi marido, sólo de forma extraordinaria me acerco por la cocina y siempre con desconfianza porque no me siento segura en un terreno que no es el mío. Mis hijos, chico y chica, confían en su padre para todos los temas relacionados con la intendencia, bocadillos para excursiones, comidas especiales, tartas para cumpleaños o ideas para cocinar por su cuenta. Cuando en las conversaciones se tratan estos temas, me siento como pez fuera del agua y no pocas veces he sentido la conmiseración e incluso un puntito de desprecio de mis congéneres. Para ser sincera yo creo que también me tienen un poco de envidia aunque disimulan pasándose recetas y explicando lo mucho que disfrutan en la cocina.

No leo revistas "femeninas", no veo programas del corazón, ni oigo programas radiofónicos relativos a estos temas de actualidad. Desconozco las relaciones entre unos personajes y otros, soy incapaz de diferenciar a una modelo famosa de un cantante de la última hornada y desde luego no puedo recordar ni sus nombres ni sus novios.  De nuevo estoy fuera de onda en las reuniones y mi ignorancia me pone en apuros a mi y a otras contertulias que se ven en la obligación de explicarme quien es el quien del "famoseo" al uso. 

Voy a la peluquería una o dos veces al año, no me tiño y nunca he llevado mechas, esto no sólo es mal visto sino que genera comentarios del tipo  "con las canas pareces descuidada" "hay que arreglarse un poco más". Yo hago como que no los oigo, que no van conmigo  y aprovecho mis escasas visitas a la peluquería para remediar mi ignorancia sobre la actualidad estudiando a fondo las revistas, reconozco que con poco éxito porque me olvido enseguida y todos me parecen un poco iguales. Me gustaría poder ir con más frecuencia, no para disimular las canas, eso no tiene remedio, sino para recibir el masaje en la cabeza que suelen ofrecerte después del lavado y que me parece la quinta esencia del placer.    

No me gusta el IKEA, esto ya entra en la categoría de pecado sobre todo si estás entre mujeres y hombres modernos imbuidos del diseño y lo in. Todo me parece bastante igual y visto un almacén vistos todos, por mucho que quieran disfrazarlo de  estilo y modernidad. Si ahora digo que no me gusta el STARBUCKS, esto ya no es rareza es excentricidad. Considero una estupidez tener que decir cómo me llamo a la camarera o camarero de turno y tomar el café en un vaso de plástico y remover el azúcar con un palito no es mi idea de lo que yo entiendo por tomar un café.Cuando veo a alguien en la calle con un vaso con tapadera sólo puedo pensar en el daño que han hecho a nuestra juventud las series americanas. 

Pero si no os he convencido os daré unos últimos datos sobre mis rarezas, soy de las que reciclo todo y además me gusta la corteza del pan de molde, siempre me como las tapaderas inicial y final de la bolsa de rebanadas.  

    




sábado, 23 de febrero de 2013

MORALIDAD

Llevamos unas semanas en que nos levantamos todas las mañanas con noticias de corruptelas, sobres, mafias, y similares. Nuestra capacidad de sorpresa disminuye proporcionalmente al número de noticias con las que nos bombardean los medios y se nos está haciendo una costra sobre la que casi todo resbala.

Un montón de mentirosos se pasean por los medios de comunicación, haciendo gala de su cara dura porque lejos de disculparse o sentirse avergonzados, se pavonean y muestran su cara más risueña para escarnio de, los que con estupor, los observamos. Su descaro llega hasta tal punto que se permiten aconsejarnos y nos dan lecciones de moralidad y  comportamiento. 

Cómo debemos trabajar, cómo tenemos que utilizar nuestros ahorros, lo importante que es el sacrificio de todos para salir de esta situación, los males que aquejan  a nuestra sociedad, etc., todo un compendio de recetas, análisis y soluciones que debemos poner en práctica para levantar el país. Mientras, nos enteramos de que estos próceres estafan a sus trabajadores, roban a las arcas del estado, incumplen repetidamente las normas y convierten la ley en papel higiénico de usar y tirar.

Antes de continuar con esta entrada, hago un inciso. Estoy hablando en masculino pero podría hacerlo en femenino perfectamente la desvergüenza no tiene género, es sólo que no me acostumbro y me parece cansino lo de utilizar ambos géneros simultáneamente. 

El último, por nombrar a alguno, el señor Arturo Fernádez, vicepresidente de la CEOE que paga en negro a sus trabajadores, nos informa que mantiene deudas con la seguridad social "a mucha honra" y que esto es lo normal y que lo hacen todos los empresarios.

No conozco a este señor personalmente, pero me gustaría decirle que todos los empresarios no lo hacen, somos muchos los que cumplimos religiosamente con nuestros deberes fiscales y laborales y nos avergonzamos de que nos puedan comparar con semejante espécimen.

Sus últimas declaraciones le redimen. Informa  a la prensa de que no se retira y que se va a tomar  un tiempo para  reflexionar, los periodistas se apresuran y le preguntan sobre el tema de sus reflexiones y aquí Don Arturo muestra su bagaje cultural y moral y declara: 
"....pues a reflexionar, hay diferentes tipos de reflexiones hay reflexiones largas y reflexiones cortas, a reflexionar sobre la vida.       

No tengo palabras creo que lo siguiente es ir a quemar algo.



 

sábado, 16 de febrero de 2013

EL VIAJE


Emily Pearl Kinsgley
Guionista de Barrio Sésamo


Esperar un bebé es como planear un fabuloso viaje de vacaciones a Italia: compras muchas guías de turismo y haces unos planes maravillosos, el Coliseo, el David de Miguel Ángel, las góndolas de Venecia... También puedes aprender algunas frases en italiano.

Todo es muy excitante. Después de meses de preparación, finalmente llega el día: haces las maletas y estás muy nervioso.

Algunas horas después, en el avión, la azafata dice: "Bienvenidos a Holanda"

"¿Holanda?", preguntas. "¿Cómo que Holanda? ¡Yo pagué para ir a Italia! Toda mi vida he soñado con ir a Italia."

Sin embargo, ha habido un cambio en el plan de vuelo, el avión ha aterrizado en Holanda y ahí te tienes que quedar. Así que tienes que salir y comprar nuevas guías de turismo, incluso tendrás que aprender un idioma nuevo.

Lo importante es que no te han llevado a un lugar horrible: se trata, simplemente, de un lugar diferente. Es más lento y menos deslumbrante que Italia. Pero después de pasar allí algún tiempo y de recuperar la respiración, empiezas a mirar a tu alrededor y te das cuenta de que Holanda tiene molinos de viento, tulipanes incluso Rembrandts...

pero todos tus conocidos están ocupados yendo y viniendo de Italia, presumiendo de los días maravillosos que han pasado. Y durante el resto de tu vida, te dirás: "Si, ahí es donde se suponía que iba yo. Eso es lo que yo había planeado."

Este dolor no desaparece nunca, porque la pérdida de este sueño es una pérdida muy significativa. Pero si malgastas tu vida lamentando no haber ido a Italia, nunca podrás ser libre para disfrutar de lo que es especial: las cosas encantadoras que te ofrece Holanda.  


(la guionista es madre de un niño con necesidades especiales)
  

domingo, 10 de febrero de 2013

TRABAJO versus PROFESIÓN

Llevo un tiempo preocupada por  las personas que me encuentro en el mundo de la educación que es mi mundo laboral, al que me dedico desde mi juventud,  en el que he desarrollado mi carrera y en el que he crecido como persona y profesional. 

Me sorprende sobre todo la falta de entusiasmo e iniciativa, la resignación ante lo cotidiano, el tono bajo y apagado con el que desarrollan su tarea y el distanciamiento que se gastan frente a los alumnos y las familias,  ya sean niños de primaria, adolescentes, bebés de escuela infantil o jóvenes universitarios.

He tratado de entender este comportamiento por parte de mis compañeros y profesionales del ramo y no llego a entenderlo. Claro todo visto desde mi perspectiva en  la que la educación llena una gran parte de mi vida, ha sido mi vocación desde que tengo uso de razón y enseño hasta en mis ratos libres porque el traje de "maestra" no me lo quito ni con espátula. 

La única explicación que encuentro es esa divergencia que existe entre trabajo y profesión y que no siempre coincide en nuestra experiencia vital y profesional. Lo que para mi es profesión y por lo tanto me enriquece y colma mis expectativas vitales, para muchos otros profesionales es simplemente un trabajo que deben realizar para conseguir un salario y que cumplen como un trámite que ni les satisface ni colma sus aspiraciones. 

También para mi la profesión de educadora es un trabajo en el sentido estricto.  Vivo de ella y mi economía familiar depende de que yo lleve a cabo mi trabajo como educadora. Pero puesto en una balanza el salario nunca ha sido lo más importante en mi desempeño profesional y durante años fue muy inferior a lo que puede esperarse que reciba un licenciado universitario.
No quiero decir que la remuneración que recibimos por nuestro trabajo no sea importante, claro que lo es y constituye un factor de satisfacción en nuestra tarea laboral,  pero no por si mismo ya que sólo el salario no nos convierte en profesionales entusiastas ni, por supuesto, en buenos profesionales. 

Lamentablemente vivimos en una sociedad en que lo importante es la apariencia social, lo que empuja a muchos de nuestros jóvenes a embarcarse en estudios que poco o nada les interesan, buscando una salida laboral que les proporcione el éxito social y económico que todos esperan conseguir en el futuro.  Sin embargo en una sociedad tan cambiante es difícil prever cuales serán las profesiones más solicitadas y con mayor remuneración. Profesiones muy demandadas hace una década, son ignoradas en la actualidad o cuentan con tal número de profesionales que difícilmente puede haber puestos de trabajo disponibles para todos.

El prestigio social que adquieren determinadas carreras también determina estas modas y preferencias profesionales y por supuesto un sistema de selectividad y puntos que hace que determinados estudios  sean refugio de los que no han conseguido nota o una estación de tránsito hasta conseguir plaza en el curso deseado. Para rematar este panorama, nuestro inefable ministro de educación,  cultura y deporte, Jose Ignacio Wert,  se ha dirigido a los estudiantes para aconsejarles que se dejen de tanta/tonta vocación y elijan estudios que tengan salidas profesionales viables y prácticas.    

La universidad ha dejado de ser un centro de cultura y saber para convertirse poco a poco en centros de formación profesional, casi oficinas de empleo, que ofrecen a las empresas empleados de diseño a la medida de las necesidades que determina el mercado. Los pocos reductos de ciencia y saber son denostados como inútiles y faltos de productividad, y ahí tenemos a filósofos, filólogos, matemáticos y artistas justificando sus profesiones y su saber para no ser barridos de las universidades y escuelas. 

Todo menos impulsar en niños y jóvenes el deseo de ser lo quieran ser, de formarse en aquello que les gusta y enseñarles que el trabajo es un medio de supervivencia que depende de la oferta del mercado y de la situación económica, pero que la profesión es una forma de mostrar nuestras capacidades, de crear y enriquecernos , de ser lo que queremos ser, aunque a veces nunca consigamos un salario en el desarrollo de nuestra profesión.  

       

sábado, 26 de enero de 2013

NAVIDAD



Navidad son las luces de la Plaza de Cibeles vistas desde un autobús donde las monjas nos llevaban, el día anterior a las vacaciones, a ver la iluminación de Madrid.

Navidad es mi abuelo entrando en mi habitación muy de mañana, con la cara helada de frío, contándonos que los duendes habían escondido una tableta de chocolate entre las junqueras del arroyo.

Navidad es recortar un belén de papel y reforzar las figuras con cartón  para colocarlo en el aparador de la sala.

Navidad es mi abuela cantando un villancico en la cocina mientras mi padre hace palomitas y las vemos saltar en la sartén.

Navidad es espiar a mi madre mientras coloca unas pinturas Alpino en la ventana y descubrir quienes son los Reyes realmente.

Navidad es un saco rojo donde mis hijos buscan expectantes los regalos.

Navidad es la Plaza Mayor llena de puestos y sonidos y mi hija Ana en los hombros de su padre mientras alguien nos llena de espuma y confetti.

Navidad es tristeza, es poner un nacimiento donde se ha perdido el niño.

Navidad es,,,esperar, desear, imaginar, soñar, sentir, amar, recordar, y siempre empezar de nuevo.