sábado, 23 de febrero de 2013

MORALIDAD

Llevamos unas semanas en que nos levantamos todas las mañanas con noticias de corruptelas, sobres, mafias, y similares. Nuestra capacidad de sorpresa disminuye proporcionalmente al número de noticias con las que nos bombardean los medios y se nos está haciendo una costra sobre la que casi todo resbala.

Un montón de mentirosos se pasean por los medios de comunicación, haciendo gala de su cara dura porque lejos de disculparse o sentirse avergonzados, se pavonean y muestran su cara más risueña para escarnio de, los que con estupor, los observamos. Su descaro llega hasta tal punto que se permiten aconsejarnos y nos dan lecciones de moralidad y  comportamiento. 

Cómo debemos trabajar, cómo tenemos que utilizar nuestros ahorros, lo importante que es el sacrificio de todos para salir de esta situación, los males que aquejan  a nuestra sociedad, etc., todo un compendio de recetas, análisis y soluciones que debemos poner en práctica para levantar el país. Mientras, nos enteramos de que estos próceres estafan a sus trabajadores, roban a las arcas del estado, incumplen repetidamente las normas y convierten la ley en papel higiénico de usar y tirar.

Antes de continuar con esta entrada, hago un inciso. Estoy hablando en masculino pero podría hacerlo en femenino perfectamente la desvergüenza no tiene género, es sólo que no me acostumbro y me parece cansino lo de utilizar ambos géneros simultáneamente. 

El último, por nombrar a alguno, el señor Arturo Fernádez, vicepresidente de la CEOE que paga en negro a sus trabajadores, nos informa que mantiene deudas con la seguridad social "a mucha honra" y que esto es lo normal y que lo hacen todos los empresarios.

No conozco a este señor personalmente, pero me gustaría decirle que todos los empresarios no lo hacen, somos muchos los que cumplimos religiosamente con nuestros deberes fiscales y laborales y nos avergonzamos de que nos puedan comparar con semejante espécimen.

Sus últimas declaraciones le redimen. Informa  a la prensa de que no se retira y que se va a tomar  un tiempo para  reflexionar, los periodistas se apresuran y le preguntan sobre el tema de sus reflexiones y aquí Don Arturo muestra su bagaje cultural y moral y declara: 
"....pues a reflexionar, hay diferentes tipos de reflexiones hay reflexiones largas y reflexiones cortas, a reflexionar sobre la vida.       

No tengo palabras creo que lo siguiente es ir a quemar algo.



 

sábado, 16 de febrero de 2013

EL VIAJE


Emily Pearl Kinsgley
Guionista de Barrio Sésamo


Esperar un bebé es como planear un fabuloso viaje de vacaciones a Italia: compras muchas guías de turismo y haces unos planes maravillosos, el Coliseo, el David de Miguel Ángel, las góndolas de Venecia... También puedes aprender algunas frases en italiano.

Todo es muy excitante. Después de meses de preparación, finalmente llega el día: haces las maletas y estás muy nervioso.

Algunas horas después, en el avión, la azafata dice: "Bienvenidos a Holanda"

"¿Holanda?", preguntas. "¿Cómo que Holanda? ¡Yo pagué para ir a Italia! Toda mi vida he soñado con ir a Italia."

Sin embargo, ha habido un cambio en el plan de vuelo, el avión ha aterrizado en Holanda y ahí te tienes que quedar. Así que tienes que salir y comprar nuevas guías de turismo, incluso tendrás que aprender un idioma nuevo.

Lo importante es que no te han llevado a un lugar horrible: se trata, simplemente, de un lugar diferente. Es más lento y menos deslumbrante que Italia. Pero después de pasar allí algún tiempo y de recuperar la respiración, empiezas a mirar a tu alrededor y te das cuenta de que Holanda tiene molinos de viento, tulipanes incluso Rembrandts...

pero todos tus conocidos están ocupados yendo y viniendo de Italia, presumiendo de los días maravillosos que han pasado. Y durante el resto de tu vida, te dirás: "Si, ahí es donde se suponía que iba yo. Eso es lo que yo había planeado."

Este dolor no desaparece nunca, porque la pérdida de este sueño es una pérdida muy significativa. Pero si malgastas tu vida lamentando no haber ido a Italia, nunca podrás ser libre para disfrutar de lo que es especial: las cosas encantadoras que te ofrece Holanda.  


(la guionista es madre de un niño con necesidades especiales)
  

domingo, 10 de febrero de 2013

TRABAJO versus PROFESIÓN

Llevo un tiempo preocupada por  las personas que me encuentro en el mundo de la educación que es mi mundo laboral, al que me dedico desde mi juventud,  en el que he desarrollado mi carrera y en el que he crecido como persona y profesional. 

Me sorprende sobre todo la falta de entusiasmo e iniciativa, la resignación ante lo cotidiano, el tono bajo y apagado con el que desarrollan su tarea y el distanciamiento que se gastan frente a los alumnos y las familias,  ya sean niños de primaria, adolescentes, bebés de escuela infantil o jóvenes universitarios.

He tratado de entender este comportamiento por parte de mis compañeros y profesionales del ramo y no llego a entenderlo. Claro todo visto desde mi perspectiva en  la que la educación llena una gran parte de mi vida, ha sido mi vocación desde que tengo uso de razón y enseño hasta en mis ratos libres porque el traje de "maestra" no me lo quito ni con espátula. 

La única explicación que encuentro es esa divergencia que existe entre trabajo y profesión y que no siempre coincide en nuestra experiencia vital y profesional. Lo que para mi es profesión y por lo tanto me enriquece y colma mis expectativas vitales, para muchos otros profesionales es simplemente un trabajo que deben realizar para conseguir un salario y que cumplen como un trámite que ni les satisface ni colma sus aspiraciones. 

También para mi la profesión de educadora es un trabajo en el sentido estricto.  Vivo de ella y mi economía familiar depende de que yo lleve a cabo mi trabajo como educadora. Pero puesto en una balanza el salario nunca ha sido lo más importante en mi desempeño profesional y durante años fue muy inferior a lo que puede esperarse que reciba un licenciado universitario.
No quiero decir que la remuneración que recibimos por nuestro trabajo no sea importante, claro que lo es y constituye un factor de satisfacción en nuestra tarea laboral,  pero no por si mismo ya que sólo el salario no nos convierte en profesionales entusiastas ni, por supuesto, en buenos profesionales. 

Lamentablemente vivimos en una sociedad en que lo importante es la apariencia social, lo que empuja a muchos de nuestros jóvenes a embarcarse en estudios que poco o nada les interesan, buscando una salida laboral que les proporcione el éxito social y económico que todos esperan conseguir en el futuro.  Sin embargo en una sociedad tan cambiante es difícil prever cuales serán las profesiones más solicitadas y con mayor remuneración. Profesiones muy demandadas hace una década, son ignoradas en la actualidad o cuentan con tal número de profesionales que difícilmente puede haber puestos de trabajo disponibles para todos.

El prestigio social que adquieren determinadas carreras también determina estas modas y preferencias profesionales y por supuesto un sistema de selectividad y puntos que hace que determinados estudios  sean refugio de los que no han conseguido nota o una estación de tránsito hasta conseguir plaza en el curso deseado. Para rematar este panorama, nuestro inefable ministro de educación,  cultura y deporte, Jose Ignacio Wert,  se ha dirigido a los estudiantes para aconsejarles que se dejen de tanta/tonta vocación y elijan estudios que tengan salidas profesionales viables y prácticas.    

La universidad ha dejado de ser un centro de cultura y saber para convertirse poco a poco en centros de formación profesional, casi oficinas de empleo, que ofrecen a las empresas empleados de diseño a la medida de las necesidades que determina el mercado. Los pocos reductos de ciencia y saber son denostados como inútiles y faltos de productividad, y ahí tenemos a filósofos, filólogos, matemáticos y artistas justificando sus profesiones y su saber para no ser barridos de las universidades y escuelas. 

Todo menos impulsar en niños y jóvenes el deseo de ser lo quieran ser, de formarse en aquello que les gusta y enseñarles que el trabajo es un medio de supervivencia que depende de la oferta del mercado y de la situación económica, pero que la profesión es una forma de mostrar nuestras capacidades, de crear y enriquecernos , de ser lo que queremos ser, aunque a veces nunca consigamos un salario en el desarrollo de nuestra profesión.