miércoles, 11 de enero de 2012

DESPROPÓSITOS EDITORIALES

Empiezo el año con una entrada que es una "carta al director"  porque se trata de contestar al editorial de una pequeña publicación, la Revista La Plaza que se distribuye en algunos pueblos de la sierra pobre de Madrid. El editorial podéis consultarlo en www.laplaza.com.es y mi réplica es la que sigue:


DESPROPÓSITOS EDITORIALES
He tenido ocasión de leer el editorial de la revista La Plaza y después de mi sorpresa inicial, desagradable por cierto, sólo puedo pensar que ha sido escrito desde el desconocimiento porque no quiero creer que haya podido escribirse desde la mala fe.


Como hija de Valdepiélagos, como educadora y como madre no puedo menos que responder a un artículo que expresa opiniones desafortunadas sobre la educación, los educadores y la escuela en general.


Empiezo por Valdepiélagos porque en este pueblo siempre hubo escuela y siempre se ha valorado la labor de los muchos maestros y maestras que han desarrollado su trabajo a veces en condiciones difíciles y siempre con escasos recursos. Gracias a estos profesionales con poco sueldo y mucho trabajo, "pasas más hambre que un maestro escuela", nunca ha habido analfabetos en nuestro pueblo y muchas generaciones hemos sido educadas en el respeto, la tolerancia y el aprecio por el saber y la cultura.


Como educadora no puedo discernir si los maestros y maestras de la escuela rural tienen vocación o no, pero sé que han recibido una cualificación profesional y han pasado por una selección (oposiciones) que les acreditan para llevar a cabo su tarea. Sé que no es fácil estar al frente de una escuela unitaria intentando ofrecer a cada niño lo que necesita según su desarrollo y capacidades, poniendo límites necesarios para el normal desarrollo de la clase y respondiendo a las necesidades cognitivas y afectivas de los alumnos.

Como madre no siempre he coincidido con las actuaciones y decisiones de los maestros de mis hijos, pero siempre he intentado acercarme a ellos con respeto, valorando su trabajo e intentando crear espacios de comunicación y no de enfrentamiento. familias y escuelas somos dos elementos imprescindibles en la tarea de que los niños crezcan y se desarrollen como personas plenas y libres. Afortunadamente la escuela no es un lugar de instrucción, eso queda para el ejercito que se encarga de formar soldados, la escuela enseña y educa ciudadanos y no podrá hacerlo si no cuenta con la complicidad y apoyo de las familias.

Las nuevas tecnologías son herramientas muy valiosas en la tarea educativa y se están extendiendo e imponiendo progresivamente en las escuelas a pesar de su elevado coste tanto de implantación como de mantenimiento,  pero todos los que nos dedicamos a la educación sabemos que sólo son eficaces cuando son dirigidas y orientadas por personas que puedan ayudar a los niños a utilizarlas de forma adecuada y controlada. En ningún caso la tecnología puede sustituir la labor de los maestros, como no podría sustituir la labor de las familias, ni ofrecer a los niños el valor de la relación con los otros que se experimenta en la escuela.

No entro a valorar algunas otras de sus propuestas que más recuerdan a una escuela totalitaria y policial que a una sociedad solidaria y creativa que es la que quiero para mis hijos y para todos. Yo no quiero ahorrar en educación porque estoy convencida de que invertir en educación es creer y crecer en el futuro.

Teresa González
Educadora Infantil