domingo, 10 de marzo de 2013

SOY RARA

Llevaba un tiempo preocupada por algunas reacciones que suscitan mis opiniones y comportamientos. Hago un comentario y observo unas sonrisitas a mi alrededor cuando, a mi parecer, lo que he dicho es algo cargado de sentido común.  Se habla de algún tema en grupo y todos me miran como diciendo ¿ con qué nos saldrá hoy?

Pues bien ya estoy más tranquila porque he llegado a la conclusión de que soy rara y esa es la razón del extrañamiento ajeno.

En mi casa cocina mi marido, sólo de forma extraordinaria me acerco por la cocina y siempre con desconfianza porque no me siento segura en un terreno que no es el mío. Mis hijos, chico y chica, confían en su padre para todos los temas relacionados con la intendencia, bocadillos para excursiones, comidas especiales, tartas para cumpleaños o ideas para cocinar por su cuenta. Cuando en las conversaciones se tratan estos temas, me siento como pez fuera del agua y no pocas veces he sentido la conmiseración e incluso un puntito de desprecio de mis congéneres. Para ser sincera yo creo que también me tienen un poco de envidia aunque disimulan pasándose recetas y explicando lo mucho que disfrutan en la cocina.

No leo revistas "femeninas", no veo programas del corazón, ni oigo programas radiofónicos relativos a estos temas de actualidad. Desconozco las relaciones entre unos personajes y otros, soy incapaz de diferenciar a una modelo famosa de un cantante de la última hornada y desde luego no puedo recordar ni sus nombres ni sus novios.  De nuevo estoy fuera de onda en las reuniones y mi ignorancia me pone en apuros a mi y a otras contertulias que se ven en la obligación de explicarme quien es el quien del "famoseo" al uso. 

Voy a la peluquería una o dos veces al año, no me tiño y nunca he llevado mechas, esto no sólo es mal visto sino que genera comentarios del tipo  "con las canas pareces descuidada" "hay que arreglarse un poco más". Yo hago como que no los oigo, que no van conmigo  y aprovecho mis escasas visitas a la peluquería para remediar mi ignorancia sobre la actualidad estudiando a fondo las revistas, reconozco que con poco éxito porque me olvido enseguida y todos me parecen un poco iguales. Me gustaría poder ir con más frecuencia, no para disimular las canas, eso no tiene remedio, sino para recibir el masaje en la cabeza que suelen ofrecerte después del lavado y que me parece la quinta esencia del placer.    

No me gusta el IKEA, esto ya entra en la categoría de pecado sobre todo si estás entre mujeres y hombres modernos imbuidos del diseño y lo in. Todo me parece bastante igual y visto un almacén vistos todos, por mucho que quieran disfrazarlo de  estilo y modernidad. Si ahora digo que no me gusta el STARBUCKS, esto ya no es rareza es excentricidad. Considero una estupidez tener que decir cómo me llamo a la camarera o camarero de turno y tomar el café en un vaso de plástico y remover el azúcar con un palito no es mi idea de lo que yo entiendo por tomar un café.Cuando veo a alguien en la calle con un vaso con tapadera sólo puedo pensar en el daño que han hecho a nuestra juventud las series americanas. 

Pero si no os he convencido os daré unos últimos datos sobre mis rarezas, soy de las que reciclo todo y además me gusta la corteza del pan de molde, siempre me como las tapaderas inicial y final de la bolsa de rebanadas.  

    




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